El noviazgo de Dios

¿Cómo hallar a mi pareja? Es verdaderamente detallista la forma en que el Señor nos relata cómo es que Dios unió a Isaac y a Rebeca.
El Señor está verdaderamente interesado en que un día nos casemos y formemos un hogar feliz, tengamos hijos y continuemos la raza humana, pero sobre todo que continuemos produciendo seres que conozcan a Dios para que pasen la eternidad a su lado.
En la palabra de Dios encontramos todo un capítulo dedicado al tema del noviazgo. En él se nos dan tantos detalles que verdaderamente sobresale lo minucioso que es nuestro Dios y sobre todo con este tema que es tan, pero tan importante, ni más ni menos que saber escoger con quien voy a pasar el resto de mi vida. La vida consiste en tomar decisiones a temprana edad jamás lograremos nada en esta vida. Desde luego no sólo hay que tomar decisiones, sino que hay que tomar las decisiones correctas que nos lleven a la felicidad en esta vida y a vivir por la eternidad con nuestro Padre celestial.
En 2 de Timoteo 3: 16-17 me dice lo siguiente:
Toda la Escritura es inesperada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
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Esto es verdaderamente maravilloso, no hay nada en la Palabra de Dios que esté de más, o que le falte, en ella encontramos los consejos, no sólo de un Creador maravilloso, sino de un Padre amoroso que quiere bendecirnos y quiere que nos vaya bien en esta vida. Comienza diciéndome que la Palabra es útil, no hay nada que no sirva. Todo lo que en ella hay es de gran utilidad para nuestras vidas diarias, en las grandes decisiones como en las pequeñas, su Palabra siempre será útil para enseñarnos, para convencernos de nuestros errores, para corregirnos para instruirnos en todas las áreas de nuestras vidas.
El Señor dedica todo el capítulo 24 de Génesis al área del noviazgo. Está cargado de información en cuanto a ¿Cómo hallar a mi pareja? Es verdaderamente detallista la forma en que el Señor nos relata cómo es que Dios unió a Isaac y a Rebeca. Y si lo hizo con ellos, también lo puede hacer contigo, ya que Dios no hace acepción de personas. Nos lo dice en: Hechos 10: 34; Romanos 2: 11; Gálatas 2: 6; Efesios 6: 9; Colosenses 3: 25.
El capítulo 24 de Génesis tiene 67 versículos llenos de guianza para emprender esta maravillosa aventura de encontrar al compañero (a) de nuestra vida.
Algunos tal vez digan, - Pero eso fue hace miles de años, los tiempos cambian, las modas cambian. Sí, ya sé que todo cambia, sólo que hay dos cosas que no cambian, y seguirán siempre igual: Dios y nosotros los humanos. Por eso la Palabra de Dios se puede aplicar en cualquier tiempo y en cualquier persona sin importar la raza, la lengua o el nivel social en el que se encuentre. La naturaleza humana siempre será la misma.
Tenemos que darnos cuenta que nuestro Dios siempre actúa por medio de principios y Satanás actúa siempre por medio de perversidades, distorsionando siempre la verdad absoluta de Dios.
Génesis 24 es un capítulo de principios, principios que si obedecemos, la vida nos será más fácil, pero si no, vamos a sufrir mucho.
Vamos a ver qué podemos aprender a través de la vida de esta pareja que Dios unió.
Yo digo, ¿por qué aventurarnos a la búsqueda de la persona con la que vamos a vivir por el resto de nuestras vidas, sin Dios? ¿Qué necesidad tenemos de hacerlo a solas si el Señor nos promete que si lo reconocemos en todos nuestros caminos, él enderezará nuestras veredas? (Proverbios 3; 5-6).
Realmente necesitamos permitirle al Señor que intervenga no sólo en esta área sino que en todas las áreas de nuestra vida.
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Existe mucha gente que ha llevado una vida difícil en sus casas y creen que van a encontrar la felicidad casándose, pero yo quisiera atreverme a decirles que la felicidad no se encuentra en el matrimonio, ni en ninguna otra cosa en la tierra. La felicidad sólo se encuentra en una persona, y esa persona es Jesucristo. Él es la fuente de gozo y felicidad.
Esto incluye nuestras habilidades sexuales, esos sentimientos que tenemos, esa atracción hacia el sexo opuesto que no son del diablo, ni es pecado, Dios nos lo dio. Sólo hay que aprender a controlarlos o vamos a terminar siendo controlados por ellos. Tenemos que aprender a usarlos o seremos culpables de usarlos mal.
Quiero dejar sumamente establecido algo sumamente importante: Sólo hay un lugar correcto para el sexo: el matrimonio.
El sexo es para parejas casadas, entre esposos, únicamente.
Ya me imagino todo lo que está viniendo a tu mente. Has de estar diciendo,
_ ¿Y este quién se cree que es para decirme semejante barbaridad?
_Este sí que esta fuera de onda, es un anticuado de lo peor, arcaico. Hay que ponerlo en el museo de antropología.
Tal vez tienes toda la razón de pensar así de mí por lo que te acabo de decir, ya que esa la forma de pensar de la sociedad en la que vivimos. Pero espero que cambies tu opinión después de que acabes de leer este escrito.
¿Sabías que hay razones poderosísimas por las cuales no debemos involucrarnos en relaciones sexuales ni antes del matrimonio, ni fuera de él?
Y son razones que no sólo son porque en la Biblia nos lo dice o algún religioso te lo demanda. No, son razones bien lógicas y reales, o más bien, podríamos llamarlas consecuencias, y resultados que vienen por no hacerle caso a nuestros Dios amoroso y pensar que nosotros somos más inteligentes que Él.
Sabes, cada vez que Dios nos dice que no a algo es porque Él ve el tremendo peligro y las terribles consecuencias que hay para nosotros. Desgraciadamente nos creemos más inteligentes que el Señor y caemos en cada trampa.
Tenemos la libertad de hacer lo que nosotros queramos, a la hora que queramos y con quien queramos, pero no nos conviene. No porque soy libre, me voy a tirar de un edificio de 10 pisos de cabeza, o voy a salir a comerme una piedra. Soy libre pero no tonto. No todo me conviene. Tenemos que tener límites, o seremos destruidos. En 1 de Corintios 6:12 dice algo muy interesante y lógico:
Todas las cosas me son lícitas (permitidas), mas no todas me convienen, todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.
Debemos usar más seguido nuestro cerebro, nuestra inteligencia y nuestra lógica.
Desgraciadamente casi no usamos nada de eso. Yo te invito a que razones las siguientes consecuencias por usar el regalo de Dios fuera de su lugar.
1-Embarazo.
2-Enfermedades venéreas
3-Tener que casarse (en vez de querer casarse)